¿Funciona el corrector de espalda?

El corrector de espalda es una opción a la que podemos recurrir para mejorar la postura de esta zona del cuerpoen aquellas personas que presenten algún tipo de problema en este sentido, pero ¿realmente funcionan productos como Royal Posture? Se usan en algunas situaciones que sí pero en otras en la que los resultados no son tan eficaces o con resultados más limitados.

¿Cómo podemos corregir la postura de la espalda?

Es importante saber que las malas posturas se tratan de manera distinta en función de la edad de cada persona:

  • Niños en crecimiento: primero tiene que ser un médico especialista quien haga la valoración si el problema postural es idiopático. Es decir, si hay una desviación de la columna vertebral (escoliosis, cifosis, etc.) que se tratara con corsés o tratamientos correctores o si es únicamente un vicio postural en cuyo caso podemos aplicar el mismo tratamiento que para un adulto.
  • Adultos: cuando las estructuras óseas ya están formadas no existe capacidad de corrección de no ser de forma quirúrgica. En estos casos el tratamiento solo puede ser conservador.

¿Cuándo se tienen que usar?

La espalda tiene una curvatura natural que con el paso del tiempo se puede ir alterando. Los problemas pueden ir en aumento cuando somos mayores, llegando a causar dolor o molestias diversas. En ocasiones aparecen problemas de movilidad en toda la zona de la columna o el cuello y los hombros.

Las desviaciones de la espalda se deben a traumatismos o alguna patología que hemos arrastrado durante años. En otras ocasiones se debe a malos hábitos posturales, y normalmente por actos repetitivos. Con el paso del tiempo vamos adquiriendo costumbres que nos hacen adoptar “malos vicios”, que terminan provocando esos dolores en la espalda.

Dentro de las distintas soluciones que hay para corregir la postura tenemos los correctores posturales de espalda. Se recomiendan en algunos casos concretos para tratar la escoliosis, el síndrome cruzado anterior o de forma genérica para corregir la postura derivada de un mal hábito.

Se pueden usar como un complemento en ciertas ocasiones, pero no sustituyen a otras terapias como puede ser una rehabilitación impartida por un profesional de la salud o un fisioterapeuta, así como un control pertinente por estos especialistas.

Tipos de correctores posturales

Hoy en día podemos encontrar una amplia oferta de estos productos, desde sujetadores hasta artículos específicos para actividades concretas de la vida diaria.

Para corregir la postura de espalda hay gran variedad de modelos. Por ejemplo en versión femenina veremos distintos tipos de sujetadores que a la par procuran trabajar la posición y estética del pecho. Muchos de ellos son prendas deportivas diseñadas para las mujeres que acuden al gimnasio. Por este motivo, tienen en cuenta la movilidad de la espalda y los senos. Suelen buscar una alineación correcta de cuello, columna y pecho.

Luego existen los sistemas de corrección unisex para cualquier persona o edad, pues al poseer bandas elásticas se adaptan a todo tipo de complexión. Por un lado, están los modelos que simplemente sujetan los hombros. El dispositivo en sí es muy sencillo pues se basa en una serie de correas que se colocan en los hombros, y una tira que ubicada por detrás de la espalda ejerce presión para echar hacia atrás los mismos. Se suelen recomendar en personas con sobrepeso y obesidad.

Está también el modelo con un cruce de bandas elásticas en la parte trasera y una de cuyas cintas ha de pasar por debajo de las axilas para garantizar una mayor sujeción. Son las espaldilleras. En este caso se incide en la retropulsión de los hombros para adoptar la postura correcta. De este tipo hay varios diseños, y en general a todos ellos les caracteriza su tejido elástico y varios sistemas de bandas cruzadas con distintos modos de sujeción en la parte delantera que pueden ubicarse a altura del pecho, normalmente por debajo de él, o del abdomen o cintura.

Junto a los correctores posturales de espalda se hallan también las fajas lumbares. Estas en concreto no tienen como objetivo corregir la postura de la espada, sino protegerla. No aportan flexibilidad a la zona sino más bien rigidez y se utilizan precisamente para inmovilizarla si tenemos que cargar con algún objeto pesado, y así prevenir que un movimiento brusco o inapropiado la genere una lesión.

Antes de emplear cualquiera de estos productos es recomendable que consultemos con un profesional de la salud que nos indique si son adecuados para la patología o molestias que presentemos, y si realmente van a resultar útiles en su tratamiento.